El Caucus para Soluciones Climáticas: el nacimiento de un diálogo bipartidario
Por Steve Valk
En un día sofocante en junio 2013, un hombre de voz suave de Pensilvania entró en la cafetería de Rayburn en el Capitolio, buscando algo para picar. La fila para sushi parecía la más corta. Se acercó al mostrador y preguntó al chef “¿Qué es bueno para comer?
”Maki de aguacate”, fue la respuesta.
En ese momento un hombre alto vino con la misma pregunta y recibió la misma respuesta. Mientras los dos esperaban su comida, el pensilvano le miró, sonrió, y le preguntó, “¿Cómo va su día?”
”Va bastante bien”, contestó.
El hombre alto era Ted Deutch, un demócrata quien representa al distrito 21 de la Florida. Los dos se pusieron a hablar sobre el calentamiento global y el impacto que tenía en el distrito de Deutch. El representante le extendió una invitación para continuar la conversación en algún momento en su oficina.
Así comenzó la búsqueda de dos años y medio del voluntario de CCL, Jay Butera, para unir a los republicanos y demócratas para comenzar a hablar sobre lo que se había convertido en el tema más tóxico en Washington: el cambio climático.
El 1 de febrero de ese año, Deutch se unió con el congresista republicano de Florida Carlos Curbelo para formar el primer Caucus bipartita de Soluciones Climáticas en la Cámara. The New York Times lo llamó “un paso prometedor hacia la cordura…uno de los primeros esfuerzos para romper el impasse …”
Pero el camino al avance bipartidario de la semana pasada no fue en línea recta. La odisea quijotesca de Butera dio numerosos giros y vueltas, alcanzando picos, valles y barricadas. En el camino, aprendió que “sí” en realidad significa “tal vez”, y que “tal vez” a veces significa “probablemente no”. Adquirió la paciencia de Job, la persistencia de un campeón olímpico y una acumulación SkyMiles que podría rivalizar con John Kerry.
Inicialmente, Butera pensó que el terreno más fértil para las conversaciones bipartidistas sería la delegación al Congreso de la Florida. Con miles de millones de dólares en propiedades amenazadas por el aumento del nivel del mar y el empeoramiento de las tormentas, parecía que los congresistas que representaban a los distritos en el Estado del Sol estarían muy motivados para mostrarse proactivos en el tema climático, independientemente de su afiliación partidista..
“Cuando ves agua salada inundando las calles de Miami, algo cambia en ti. De repente, el cambio climático se vuelve muy real. Comencé a decirme a mí mismo: ‘El agua salada en las calles prevalecerá sobre la política partidista.’ Eso se convirtió en una especie de mantra que solía mantenerme enfocado y motivado”.
Butera hizo una lista de los legisladores en la Cámara demócratas y republicanas de Florida y comenzó a hablar con sus oficinas sobre la formación de un comité sobre el clima de Florida. Esto fue hace dos años, y en ese momento, el cambio climático era tan tóxico que la palabra “clima” no se podía usar en los nombres sugeridos para el caucus.
“Cuando comencé a llevar esto, incluso los demócratas dijeron que tendríamos dificultades si la palabra ‘C’ estaba en el título. Propusimos nombres como Caucus de Resistencia Costal (Coastal Resilience Caucus) y Caucus de Resistencia de Florida (Florida Resiliency Caucus). Entre los republicanos, muchos dijeron que estaban interesados, pero solo si alguien más se uniera primero. Fue el clásico punto muerto del huevo o la gallina”.
Butera comenzó a intercambiar ideas con Joe Robertson, miembro del equipo de CCL, y Alex Bozmoski, de RepublicEn, un grupo de expertos dedicado a fomentar el apoyo de los conservadores a las soluciones climáticas basadas en el mercado. Se les ocurrió la idea de organizar una mesa redonda del sur de la Florida para reunir a los líderes locales junto con los miembros republicanos del Congreso con la esperanza de que dicho evento moviera a los representantes a unirse a un caucus bipartita.
“Así que ahora iría a Capitol Hill con una petición diferente para los legisladores republicanos: ‘¿Van a venir a esta mesa redonda y oír lo que los líderes locales tienen que decir?’ Y les pregunté, ‘¿A quién le gustaría ver en esa mesa?'” señaló Butera.
Una vez más, obtuvo un montón de “estaríamos interesados”, pero ningún compromiso firme para asistir a la mesa redonda. Esto continuó por seis meses. Al final, el proyecto tenía demasiadas piezas sueltas para que fuera viable. Solo la logística de tratar de reunir a varios congresistas en Miami, al mismo tiempo que se reunía un panel de líderes locales ajetreados, resultó desalentadora.
La Resolución de Gibson
A fines de 2014, sin embargo, surgió una estrategia diferente y más prometedora.
José Aguto, del Comité de Amigos sobre Legislación Nacional, llamó al Director Legislativo de CCL, Danny Richter, y dijo que estaba trabajando en una resolución sobre el cambio climático para ser presentada por los republicanos. La idea era que la resolución sería un primer paso para que el Partido Republicano se involucrara en el tema simplemente acordando que el cambio climático es un problema que debe abordarse. Aguto dijo que querían que Chris Gibson de Nueva York fuera el principal patrocinador y le preguntó a Richter si CCL tenía algún representante en su distrito.
CCL no solo tenía un componente en el distrito de Gibson. Tenían un capítulo activo y lleno de energía, dirigido por Iona Lutey, que ya se había reunido varias veces con Gibson en persona, nutriendo una relación de respeto mutuo, aprecio y confianza. Esa relación facilitó a Gibson decir “sí”.
Eso fue en septiembre de 2014. Gibson estaba listo para presentar la resolución al comienzo del próximo Congreso, pero la coalición de grupos que apoyaban la resolución convenció a su personal de esperar hasta que un número suficiente de republicanos se hubieran registrado como copatrocinadores. El número mágico que acordaron fue 10.
Consciente de los esfuerzos de cabildeo de Butera con la delegación de Florida, Richter llamó a Butera y obtuvo una breve lista de republicanos con los que había estado trabajando y que podrían firmar la resolución: Ileana Ros-Lehtinen, Mario Diaz-Balart y un joven recién elegido cubano-estadounidense de segunda generación llamado Carlos Curbelo, quien estaba esperando ser juramentado para su primer mandato en el Congreso. La lista se expandiría más tarde para incluir al republicano de Florida David Jolly.
Butera comenzó a imaginar un nuevo camino hacia el viaje para la legislación sobre el cambio climático. En lugar de balancearse por las cercas con un proyecto de ley integral, comenzó a surgir una estrategia más gradual. Llegar a la primera base con la resolución Gibson, atrayendo a los republicanos para que se involucren en el tema al reconocer que hubo un problema que era necesario manejar. Llegar a la segunda base con el grupo de clima bipartita, donde los demócratas y los republicanos podrían comenzar a hablar de soluciones. La tercera base sería la presentación de un proyecto de ley bipartidario y luego lograr el jonrón de aprobación.
“En mi opinión, parecía que parte de la niebla se estaba disipando y podía comenzar a ver cómo encajaban estas piezas”, dijo Butera.
A principios de 2014, cuando Butera intentaba organizar un caucus congresional del clima en Florida y las mesas redondas locales sobre el cambio climático, notó que carecía de un recurso crítico para generar la voluntad política de hacer que las cosas sucedieran: un capítulo activo de CCL en Miami.
“Comencé a darme cuenta de que si los republicanos estuvieran dispuestos a colaborar con demócratas por el cambio climático, probablemente estaría en los distritos del sur de la Florida. Pero miré el mapa de los capítulos de CCL y vi que no teníamos nada en el sur de Tampa”.
Armado solo con su determinación personal de comenzar un capítulo de CCL en Miami, Butera voló hacia el sur. Su plan de juego: pasar 10 días en Miami buscando personas interesadas en formar un grupo de CCL.
Su estadía a fines de abril coincidió con el Día de la Tierra, brindándole la oportunidad de asistir a eventos en los que pudo conectarse con personas preocupadas por el medio ambiente. Desarrolló formularios de comentarios de los electores donde prometió a las personas que entregaría personalmente su mensaje climático al Capitolio a cambio de su información de contacto.
“Este formulario cambió el juego para mí. Obtuvo buenas posibilidades para CCL, porque los ciudadanos que deseaban enviar un mensaje climático a sus congresistas probablemente estaban interesados en lo que hacemos”, dijo Butera.
Mientras estuvo allí, por suerte, el Senador Bill Nelson (D-FL) celebró una rara audiencia de campo sobre el aumento del nivel del mar, con el testimonio de un científico de la NASA, el alcalde de Miami Beach y un comisionado del condado de Broward. Butera trabajó en la sala, acumulando más nombres e información de contacto e invitando a la gente a asistir a una reunión introductoria de CCL unos días más tarde en un café local.
“Volví con 70 nombres de personas quienes estaban interesadas y comencé a trabajar en la lista”.
En diciembre de 2014, Butera y Abhaya Theile, líder del grupo de CCL en Gainesville, Florida, dirigieron un taller de tres horas para entrenar y orientar el capítulo de Miami recién creado. Zaurie Zimmerman del capítulo de CCL en Boston ayudó a Butera a dirigir y organizar reuniones posteriores a medida que surgían líderes locales.
“Me di cuenta de que se necesita una aldea para comenzar un capítulo CCL”, dijo Butera.
No pasó mucho tiempo antes de que el nuevo grupo de Miami entrara en acción.
El proyecto de patrocinadores
Con un nuevo capítulo de CCL que repentinamente se propuso entregar tres copatrocinadores republicanos para lo que podría ser una resolución climática que cambiará las reglas del juego, la gran pregunta fue ¿cómo lograr que el grupo principiante vaya de cero a sesenta en cuestión de semanas?
A Butera se le ocurrió un plan que esperaba que de inmediato multiplicaría el impacto del capítulo y ampliaría su voz.
Incluso en Washington, toda la política es local, y Butera decidió que los respaldos de los líderes locales en los distritos – alcaldes, comisionados y líderes empresariales – podrían proporcionar la poción persuasiva para atraer a los representantes asustadizos. Redactó una carta de respaldo para los líderes del sur de la Florida, que se inició con esto:
Creemos que es hora de que el Congreso reconozca lo que ya sabemos en el sur de la Florida: que los crecientes costos del aumento del nivel del mar y otros impactos climáticos ahora representan una seria amenaza para la estabilidad económica y la futura habitabilidad del sur de la Florida.
Le escribimos para instarlo a que represente nuestros intereses y preocupaciones en este asunto. Específicamente, le solicitamos que sea copatrocinador y apoye una Resolución emergente que busca reconocer que el nivel del mar está aumentando, que el clima está cambiando, que los riesgos son sustanciales y que el Congreso debe considerar posibles respuestas.
La carta siguió con una lista de diez puntos de preocupación sobre el cambio climático y su impacto en las comunidades en el sur de la Florida, y terminó con una solicitud a copatrocinar la resolución. Butera y el equipo de Miami – incluyendo nuevos miembros Greg Hamra y John Van Leer y la veterana de CCL Abhaya Thiele – empezaron a trabajar con los firmantes. Al final, reunieron respaldo de 55 alcaldes, comisionados, líderes de las cámaras de comercio, científicos, legisladores estatales y presidentes universitarios.
Curbelo surge como un líder climático
No se necesitaron las 55 firmas de los líderes locales para convencer al congresista Curbelo. “Teníamos unas 20 firmas cuando primero mostré la carta al Sr. Curbelo. Cuando llegamos a las 35 firmas, uno de los comisionados del condado en su distrito se reunió con el congresista para presentar formalmente la carta”, dijo Butera.
Luego, en marzo de 2015, Curbelo aceptó ser el primer copatrocinador de la resolución Gibson. El compromiso vino en una reunión entre Butera y Curbelo.
“El Señor Curbelo aceptó hacer lo que ningún otro republicano había estado dispuesto a intentar. Acordó ser el primer copatrocinador. Le dimos la mano. Nunca olvidaré ese momento. Se sintió como un momento decisivo. Después de esa reunión, salí y llamé a Danny Richter para darle las noticias. Estaba allí de pie mirando hacia la hermosa cúpula del Capitolio pensando: ‘¡Vaya, esto es democracia!’
Pero Curbelo acababa de comenzar.
Un mes más tarde, para disgusto de los líderes republicanos en el Congreso, hizo un viaje en Air Force One y voló a Miami en el Día de la Tierra para recorrer los Everglades con el presidente Obama y llamar la atención sobre el cambio climático. En un comunicado de prensa, dijo:
“Comparto las preocupaciones del Presidente sobre el aumento del nivel del mar y sus efectos en nuestros suministros de agua potable, nuestra economía y nuestra forma de vida. Estoy comprometido en encontrar un terreno común para mitigar los efectos del cambio climático “.
En su cobertura de la gira de los Everglades, el Miami Herald apenas mencionó a Curbelo, y señaló su presencia al final de una larga historia. Sin embargo, su esfuerzo no escapó a la atención del creciente capítulo CCL y otro grupo naciente justo al oeste de Naples, FL. Los grupos inundaron sus periódicos con cartas al editor, y la voluntaria de CCL de Miami, Denise Mendoza, tuvo otra idea: organizó a los estudiantes de 5º grado en la escuela donde enseña, a escribir cartas de agradecimiento al congresista.
“Estaba en Capitol Hill cuando recibí una llamada de Denise”, dijo Butera. “Ella me dijo que tenía 50 cartas de agradecimiento de sus alumnos. Dijo que tendría 200 para el viernes “.
Le dijo que le enviara las cartas para que pudiera entregarlas en mano a Curbelo. Entonces él tuvo una mejor idea.
“Veamos si podemos hacer que el congresista visite tu escuela”.
Curbelo vino.
“Cada uno de esos estudiantes de 5o grado le dio una carta escrita a mano agradeciéndole por ser un héroe climático. Muchos leyeron sus cartas en voz alta. Fue todo un momento”, dijo Butera. “¿Y adivina qué? ¡El congresista les contestó!”
Una semana más tarde llegó a la escuela una caja que contenía doscientas cartas de respuesta personal que el congresista había escrito a cada una de ellas. Butera dijo que las interacciones de ese tipo ayudan a fortalecer la determinación de un representante de hacer lo que se necesita hacer.
“Es un proceso para subirlos en la escala del compromiso, ayudarlos a sentir el apoyo de sus electores. Creo que así es como se construye la voluntad política”.
Ros-Lehtinen sube a bordo
Conseguir que Ileana Ros-Lehtinen se uniera como copatrocinadora de la resolución Gibson resultó ser más un desafío. Ahora en su 14º mandato en la Cámara, la congresista tiene mucha demanda, tanto en Washington como en su distrito, por lo que es difícil conseguir una audiencia.
Después de reunir las 55 firmas de los líderes de la comunidad, Butera intentó programar una reunión entre Ros-Lehtinen y un grupo de una docena de alcaldes, comisionados y líderes de la cámara de comercio en su distrito de Miami. Cada vez que había un receso, sin embargo, le informaron que el cronograma de la congresista estaba reservado.
Cuando se acercaba la conferencia anual de junio de CCL en Washington, Butera recibió compromisos de 10 de los voluntarios de Miami para venir a DC, y el programador asignado a Ros-Lehtinen organizó una reunión cara a cara.
La reunión con los electores de CCL fue pospuesta por tres horas por una tormenta que retrasó el vuelo de Ros-Lehtinen de aterrizar en Washington. Cuando llegó, tuvo que ir directamente al edificio del Capitolio, y se invitó al grupo de Miami a reunirse con ella en un salón fuera de la misma Cámara.
Tenían dos peticiones: copatrocinar la resolución Gibson y reunirse con los alcaldes en el sur de Florida. Ella dijo “sí” a la reunión con los alcaldes y “tal vez” a copatrocinar la resolución.
Aproximadamente una semana más tarde, llegó la cita para la reunión con los líderes de Miami. Hubo solo un problema:
“Solo teníamos tres días de aviso. Tres días para programar a 14 de las personas más ocupadas de Miami para una reunión decisiva con la congresista. Pasé mucho tiempo hablando por teléfono esa semana”.
Pero ellos realizaron un esfuerzo conjunto. Incluso con solo tres días de aviso, 14 líderes se unieron con Butera para la reunión, incluidos siete alcaldes, cinco presidentes de la cámara de comercio y dos líderes del condado.
Ros-Lehtinen escuchó lo que tenían que decir y luego acordó copatrocinar la resolución climática.
Butera estaba en Filadelfia cuando escuchó las noticias. Pero quería expresar rápidamente su agradecimiento por la decisión de la congresista y se subió al próximo tren a Washington.
“Mientras estaba en el tren, me puse en contacto con los alcaldes y los líderes de la cámara y nuestros electores del distrito en CCL y les pedí que escribieran cartas de agradecimiento y me las enviara por correo electrónico en forma digital. En cuestión de horas, estaba en su oficina con una pila de cartas impresas de agradecimiento de los líderes y electores de su distrito”.
Mientras tanto, otros capítulos de CCL en todo el país estaban presionando a sus congresistas junto con una coalición de grupos que incluía al Comité de los Quáqueres sobre Legislación Nacional (FCNL), Conservadores para un Manejo Responsable (Conservatives for Responsable Stewardship) y el Fondo de Defensa Ambiental (Environmental Defense Fund). Eventualmente trajeron a los ocho copatrocinadores restantes a bordo. Gibson presentó la resolución el 17 de septiembre. Desde entonces, otros dos republicanos, Tom Reed (NY-23) y David Jolly (FL-13), la han copatrocinado.
Llegando a la segunda base
Con 13 republicanos apoyando una resolución que llama a la Cámara a comenzar a trabajar en soluciones climáticas, la formación del Caucus de Soluciones Climáticas fue el siguiente paso lógico.
“Se hizo claro para mí que el Caucus de Soluciones Climáticas que estábamos tratando de formar era exactamente lo que necesitábamos para cumplir la promesa de la resolución de Gibson”, dijo Butera.
Mientras él había abogado por la resolución de Gibson, Butera estaba sembrando las semillas para el caucus, al hacer de él su petición secundaria.
El propio nombre del caucus es un testimonio de cuánto ha cambiado la conversación en Washington sobre el cambio climático, gracias en gran parte al cabildeo persistente y efectivo de los voluntarios de CCL en todo el país.
“Nunca podríamos haber usado ese nombre incluso hace un año”, dijo Butera. “El hecho de que podamos estar al frente indica cuánto progreso hemos logrado al avanzar este tema”.
Después de recorrer las oficinas de los copatrocinadores de la Resolución de Gibson, Butera llegó a Curbelo con los nombres de tres republicanos que dijeron que se unirían al Caucus. También se había mantenido en contacto con Ted Deutch, el demócrata del sur de la Florida que había esperado pacientemente durante dos años mientras Butera reunía el apoyo republicano. Con Deutch a bordo como copresidente y un compromiso de otros republicanos para unirse al Caucus, Curbelo se acercó y los dos presentaron la documentación.
En las próximas semanas, Deutch y Curbelo se orientarán y establecerán procedimientos para el Caucus. Cuando estén listos, se invitará a más miembros de la Cámara a unirse, siguiendo el estilo del Arca de Noé, de dos en dos, un republicano por cada demócrata, para que el Caucus se mantenga equilibrado y verdaderamente bipartita.
Oh … En caso de que te estés preguntando cómo Butera se involucró con CCL, esta es la historia:
Durante varios años, había vagado por las salas marmóreas del Congreso como un cabildeo climático de un solo hombre.
“Llegué a un punto en el que había estado trabajando solo y necesitaba aumentar mi efectividad. Decidí llamar a James Hansen y preguntarle qué debería hacer. Al buscar su número de teléfono, encontré esta cita sobre CCL:
“Lo más impresionante es el trabajo del Citizens’ Climate Lobby… Si quieres unirte a la lucha para salvar el planeta, para salvar la creación para tus nietos, no hay un paso más eficaz que puedas tomar que convertirte en un miembro activo de este grupo”.