¿Por qué poner un precio al carbono?
Los beneficios de un precio al carbono
Dinero en su bolsillo
Un precio al carbono se vuelve asequible para la gente corriente siempre y cuando el dinero recaudado de las compañías de hidrocarburos se distribuye al pueblo como un “dividendo”: un pago en efectivo, una “Renta Climática“, para que todos lo puedan gastar sin restricciones. Esto protege a las familias de ingresos bajos y medios que, de otro modo, sufrirían durante la transición energética.
Investigaciones muestran que los dividendos mensuales de una Renta Climática serán suficientes para cubrir los gastos aumentados de un 85% de las familias en Estados Unidos, incluyendo un 95% del 60% de familias más pobres.
Esta clase de impuesto al carbono se denomina “tarifa al carbono con dividendos” o “Renta Climática”. Ciudadanos por un Clima Vivible ha abogado por esta política por más de una década.
Salvar vidas
Un precio al carbono salvará 4.5 millones de vidas en Estados Unidos para el 2050 mediante la restauración del aire limpio en todo el país. Tendrá un efecto positivo especialmente en las comunidades de color, que han sufrido los peores impactos para la salud debido a la quema de los hidrocarburos. La contaminación también ha causado una mayor vulnerabilidad de las personas de color a la COVID-19.
El impacto en nuestra salud de la contaminación del aire emitida por los combustibles fósiles es mucho peor que pensábamos. Nuevas investigaciones muestran que las muertes prematuras anuales en Estados Unidos debido a la contaminación del aire son casi doble de las que se entendía anteriomente. Hoy día, hasta 1 de cada 10 muertes en Estados Unidos es causada por la contaminación del aire.
Crear empleos
Un precio al carbono pondrá la gente a trabajar en empleos locales, estables y bien remunerados en los ámbitos de energía limpia y eficiencia energética.
Sostener las empresas
Las empresas prefieren un precio directo al carbono sobre las otras medidas porque se mantienen financieramente estables mientras ajusten sus operaciones, gracias a un predecible precio incremental al carbono. No perderán tiempo ni dinero tratando de comprender nuevas regulaciones complicadas e incorporarlas en sus planes.
Carbono neutro para el 2050
Un precio fuerte en toda la economía sobre el carbono reducirá la contaminación de carbono por un 30% en los primeros cinco años y nos llevará a emisiones de carbono neutras antes del 2050, una meta crucial bajo el Acuerdo de París de las Naciones Unidas. Aprenda más de los estudios recientes sobre los precios al carbono.
Energía limpia asequible
Estados Unidos es un líder global en la innovación tecnológica. Cuando el gobierno pone un precio al carbono, envía una señal a toda la economía. Las empresas responden haciéndose más eficientes energéticamente y desarrollando nuevas fuentes de energía limpia. Estas innovaciones proporcionarán energía limpia abundante, asequible y confiable y nos conducirán más rápido hacia un mundo de contaminación neta de carbono cero.
Una economía fuerte
Un precio al carbono es la mejor solución climática para la economía estadounidense porque es la manera más rentable y eficiente de reducir la contaminación. Para igualar su impacto, se necesitarían múltiples regulaciones en todos los sectores económicos, a un costo adicional de cientos de miles de millones de dólares cada año. Un precio al carbono en un solo golpe facilitará todas las otras medidas locales, estatales nacionales e internacionales.
Antes del 2050, esta política podría prevenir pérdidas de más de $800 mil millones cada año, lo que suma a $6,000 por familia. Si no tomamos medidas climáticas, la economía estadounidense se prevé que caerá en un 7% antes del 2050 debido a los costes del cambio climático.
Los básicos de los precios al carbono: ¿Qué son?
Ciudadanos por un Clima Vivible apoya una plan que consiste en un impuesto sobre las emisiones de carbono en toda la economía con todos los ingresos devueltos a las personas. Hay varios términos para este plan: tarifa al carbono con dividendos, Renta Climática, o en inglés “Carbon Cashback”. Con este plan, se aplica una tarifa dondequiera que los combustibles fósiles ingresen a la economía. Este precio al carbono fluye a través de la economía, incentivando a las empresas y a las personas a cambiar a energías limpias. Los combustibles fósiles (hidrocarburos) como el petróleo, el gas natural y el carbón contienen carbono. Cuando se queman, liberan potentes gases de efecto invernadero (GEI) y dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera. Poner un precio al carbono implica poner una tarifa a estos combustibles fósiles y la contaminación por carbono. La tarifa al carbono se basa en las toneladas métricas de dióxido de carbono (CO2) que generaría el combustible y se evaluaría en el primer punto de venta a la economía, lo mas cercano posible al pozo, la mina o el puerto. El Instituto Tecnológico de Massachusetts ha producido un blog y un podcast sobre el asunto en inglés.
El término “precio al carbono” también se puede utilizar para hacer referencia a un sistema de “tope y trueque”, o a un sistema de créditos (bonos) de carbono para la preservación de recursos naturales que conservan el carbono en la tierra.
Un esquema de tope y trueque funciona estableciendo un “tope” (máximo para las emisiones totales) y luego vendiendo y comercializando permisos por el derecho a contaminar hasta ese tope. Crea una volatilidad de precios que lo hace difícil para las empresas planificar.
Un sistema de créditos de carbono funciona en el entorno internacional, dando créditos a países que preservan recursos naturales y conservan el carbono en la tierra o que remueven el carbono de la atmósfera. Esos bonos se puede usar para recibir préstamos, o para contrarrestar fuentes de contaminación.
Ambas esquemas requieren burocracia para implementar y ejecutar, y la complejidad de sus reglas lo hace difícil mantener la transparencia. CCL no apoya esos sistemas de tope y trueque o bonos de carbono. Un impuesto al carbono es mucho más elegante, con menos burocracia, menores costos, más previsibilidad y más transparencia.
Obtenga más información sobre los proyectos de ley con precios al carbono que se han presentado en el los Congresos 116° y 117° (2019-2021).
¿Un precio al carbono sí funciona?
Sí, un precio al carbono rápidamente transformará nuestro sector eléctrico a cero emisiones netas y luego electrificará nuestros edificios y nuestro sector de transporte. Nuestro sector industrial pasará a carbono neutro a través de una combinación de eficiencia, electrificación, captura de carbono y otras tecnologías de reducción de emisiones de carbono.
Los estudios han demostrado que un precio en constante aumento del carbono, comenzando en $15 por tonelada y aumentando en $10 por tonelada por año, reduciría la contaminación por combustibles fósiles en un 30% solo en los primeros 5 años. Esto pondrá a Estados Unidos en el camino de alcanzar los objetivos establecidos por el Acuerdo de París y llegar a carbono neutro antes del 2050.
¿Cuál es la diferencia entre un impuesto y una tarifa al carbono?
Generalmente, “impuesto al carbono” y “tarifa de carbono” se usan indistintamente y se refieren al mismo tipo de legislación. Hablando técnicamente, un impuesto tiene el propósito principal de recaudar ingresos que el gobierno usará para sus servicios y programas. Por el contrario, una tarifa es un pago a cambio de un servicio o privilegio. La gente puede usar una tarifa al carbono para describir una política que no aumenta el tamaño del estado. Cuando el dinero recaudado se entrega a la gente, la política generalmente se conoce como una tarifa al carbono con dividendos, o una Renta Climática. Durante más de una década, Citizens ’Climate Lobby ha apoyado una tarifa al carbono con dividendos. Dar dinero a las personas para que puedan sostenerse durante la transición a la energía limpia hace que un impuesto al carbono sea justo y políticamente duradero.
¿Un precio al carbono es bueno o malo para la economía?
Independientemente de lo que digan los opositores a la fijación de un precio al carbono, todas las pruebas demuestran que una Renta Climática (una tarifa al carbono con devolución del dinero a las familias) mejorará realmente la economía y creará empleo. Sólo el ahorro en salud pública será muy superior a los costes de la política.
¿En qué medida reduce las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)?
Reducir las contaminación de carbono es el objetivo de cualquier política climática, y ésta es la herramienta más poderosa para lograrlo. La predicción de cómo afectará una determinada política a las emisiones de carbono se realiza mediante la modelización del sistema energético, objeto de intenso estudio y perfeccionamiento en los últimos años. Un modelo de sistema energético de última generación hecho por Resources for the Future calcula que un plan de Renta Climática tal como el Proyecto de Ley de Innovación Energética y Dividendo del Carbono puede reducir las emisiones de carbono un 52% por debajo de los niveles de 2005 en ocho años. Esto confirma que un plan popular de fijación de precios al carbono, si se promulga con prontitud, podría reducir las emisiones con la suficiente rapidez y profundidad como para situar a EEUU en una trayectoria conforme a 1.5 °C. Para más información, vea esta Charlita Láser.
¿Cuáles otros países han empezado a poner precio al carbono?
Hasta el mayo de 2021, había 64 políticas de precio al carbono en funcionamiento, y tres programadas para su implementación [1,2]. Estos incluyen tanto los impuestos al carbono como las esquemas de comercio de emisiones (ETS), y abarcan alrededor del 22 por ciento de las emisiones en todo el mundo.
La lista de gobiernos que ya practican algún método de fijación de precios al carbono incluye a Argentina Canadá, Chile, China, Colombia, Dinamarca, la Unión Europea (27 países), Japón, Kazajstán, Corea, México, Nueva Zelanda, Noruega, Singapor, Sudáfrica, Suecia, el Reino Unido, y Ucrania. Otros países que están considerando unirse a ellos incluyen Brasil, Brunei, Indonesia, Pakistán, Rusia, Serbia, Tailandia, y Turquía, y Vietnam.
Muchos países, incluidos la mayoría de nuestros grandes socios comerciales, han instituido algún tipo de precio al carbono a nivel nacional. De todas las economías desarrolladas del mundo, sólo Australia y Estados Unidos no han establecido un precio al carbono a nivel nacional. Para más detalles, consulte esta Charlita Láser.