Los estándares de electricidad limpia vs. los impuestos al carbono
Por Tony Sirna
Mientras que los congresistas y los defensores del clima consideran cómo avanzar las políticas climáticas este año, quizás usted ha visto artículos que hablan de un estándar de electricidad limpia. Este reciente artículo de opinión en Vox dice que un estándar de electricidad limpia “debería estar en la primera posición de la lista de tareas pendientes del Congreso”. La revista Grist ha reportado sobre la idea, y algunos senadores, incluso Ed Markey y Tina Smith, están hablando sobre ello en la prensa.
Entonces, ¿Qué es un estándar de electricidad limpia, exactamente? ¿Como funciona? ¿Cómo se compara con una tarifa al carbono con dividendos?
Primero, vamos a explicar el contexto de las políticas climáticas. La mayoría de expertos consideran que hay tres categorías de las políticas climáticas:
- Inversiones y gastos, por ejemplo un crédito fiscal para la instalación de paneles solares, o el financiamiento directo para la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías.
- Estándares y regulaciones, por ejemplo los requesitos para cierto nivel de eficiencia energética en los electrodomésticos, o estándares de eficiencia energética para los vehículos.
- Precios al carbono, que desalientan las emisiones de gases de efecto invernadero al imponer una tarifa sobre ellas.
A veces se puede combinar estas políticas. La fijación de precios al carbono, de cierto modo, es una forma de regulación. O, algunas regulaciones tienen multas o penalidades acompañantes que las hacen ser muy similares a los precios al carbono. Algunos precios al carbono incluyen reembolsos o gastos que actúan como incentivos. En todos los casos, el objetivo es alentar o requerer las cosas que deseamos, y desalentar o prohibir las cosas que no queremos.
Un exámen detenido de los estándares de electricidad
Estándares de Electricidad Limpia (CES por sus siglas en inglés), a veces conocidos como Normas de Cartera Renovable (NCR), han existido de varias formas para unas décadas, con políticas existentes en muchos estados. Basicamente, obligan que una cierta porción de la electricidad vendida por los servicios viene de fuentes de energía limpia antes de cierta fecha. Como muchas políticas, suena simple pero hay muchos detalles por considerar y eso detalles hacen una gran diferencia.
¿Qué se considera la energía limpia?
Una gran pregunta es: ¿Cuáles fuentes se consideran como “energía limpia” bajo las Normas de Cartera Renovable? ¿Solamente incluye los renovables como el solar y eólico, o también se trata de la energías proviniente de las grandes hidroeléctricas, el nuclear, la biomasa, o la energía fósil con captura de carbono? ¿Hay créditos parciales para la energía más limpia, lo que podría incentivar el gas natural sobre el carbón? En algunos casos, hay requisitos adicionales para la energía solar o eólica, o aún para tipos de sistemas específicos como paneles solares instalados en los tejados.
¿Qué cubre un Estándar de Electricidad Limpia?
Otra pregunta es qué tan amplia es la política. En algunos casos, solamente se cubren los servicios públicos propiedad de inversores, sin incluir requesitos para los servicios municipales y cooperativas eléctricas rurales. Otros se renuncian los requisitos para proveedores de pequeña escala.
¿Cómo realmente funciona un estándar de electricidad limpia?
Sistemas de CES generalmente permiten una forma de comercio de créditos entre los proveedores de los servicios públicos. Por ejemplo, si dos proveedores están obligados a vender 50% de su energía como energía limpia, y uno ha producido un 60% de energía limpia mientras que el otro produjo un 40%, el segundo podría comprar créditos del primero y así cumplir con la ley. Eso efectivemente termina siendo como un sistema de tope y trueque, con otras complejidades sobre quién puede comerciar con quién, cuánto tiempo puede guardar los créditos, entre otras consideraciones.
En algunos sistemas, también existe una opción de “cumplimiento alternativo” que esencialmente permite la compra de créditos de energía limpia del gobierno. Esto efectivamente establece un precio máximo para tales créditos en cualquier mercado de comercio. Al final, tal sistema puede ser muy similar a un sistema de precios al carbono.
Estos detalles pueden ser bastante esotéricos, pero sí importan. Créditos parciales para el gas natural podría causar que el carbón se desaparezca primero, pero podría establecer infraestructura permanente para el gas natural. La forma de contabilizar la filtración del metano y otras emisiones también puede afectar el uso de gas natural. Cualquiera de estos detalles puede afectar la viabilidad de plantas nucleares. Metas intermedias pueden ser tan importantes como las metas finales que reciben más atención en los medios – por ejemplo, 100% electricidad limpia para 2035.
¿Cómo se compara un CES con un impuesto al carbono?
Si está familiarizado con la política preferida por CCL de una tarifa al carbono con dividendos, es posible que ya haya detectado algunas diferencias al leer los párrafos anteriores. En resumen, las diferencias principales son:
- Un CES solamente afecta el sector eléctrico, que actualmente produce aproximadamente 25% de las emisiones en Estados Unidos. En cambio, una tarifa al carbono con dividendos aplica a toda la economía y cubre 84% de las emisiones estadounidenses.
- Si se diseña una NCR de forma complicada con una burocracia extensiva, puede ser más fácil para las entidades cubiertas a manipularla como para reducir su efectividad. Un impuesto al carbono puede ser mucho más simple para implementar y administrar, con menos entidades para controlar, y menos detalles para incluir.
Hay algunos similtudes también:
- Los modelos muestran que una política de tarifa al carbono con dividendos similar al Proyecto de Ley de Innovación Energética y Dividendos de Carbono conducirá a 75% de energía limpia para el 2030. Esto está alineado con las propuestas nacionales de CES más agresivas.
- Un Estándar de Electricidad Limpia simple podría actuar como un precio al carbono simple para evitar las dificultades burocráticas.
Si sea un precio al carbono o un CES, la pregunta sigue siendo: ¿qué deberíamos hacer con los ingresos? En ambos casos, el dinero podría dirigirse a varios propósitos: un dividendo u otro método de abordar los costos aumentados de los consumidores; en inversiones en otros programas, por ejemplo la eficiencia o la investigación; o posiblemente en incentivos para más energía limpia (quizás un modelo de “feebate” (“tarifa-reembolso”) en donde las tarifas recaudadas se reembolsan a los que producen la energía limpia).
El cálculo políco
Más allá de los detalles del plan, los miembros del Congreso estarán considerando las repercusiones políticas también. Encuestas muestran que ambas opciones son populares. Al pesar de esto, algunos piensan que es más fácil promover “la electricidad limpia” que “un precio al carbono”. Por el otro lado, un cheque de dividendos recibido puede ser un punto atractivo tanto en la aprobación del plan y el mantenimiento en el largo plazo.
Con la división actual en el Congreso, vale la pena considerar el proceso legislativo. Voluntarios de CCL están cabildeando para un proyecto de ley bipartidista de un precio al carbono que podría pasar por el órden regular: presentado con apoyo de ambos partidos, editado en las comisiones, y saliendo al plenario para un voto en ambas cámaras antes de ser entregado al Presidente para su firma. Hay otras maneras de avanzar la legislación climática: específicamente un proceso llamado la “conciliación presupuestaria”, lo que el Congreso hará esta primavera y en los finales del verano. Cualquier política que afectará el presupuesto se puede incluir y aprobar con una simple mayoridad. Como un precio al carbono está claramente relacionada con el presupesto, sería mucho más fácil incluir un precio al carbono en una conciliación presupuestaria que un Estándar de Electricidad Limpia.
Al final del día, los grupos promoviendo un impuesto al carbono y los que promueven un Estándar de Electricidad Limpia comparten un objetivo común: frenar el cambio climático y preparar los Estados Unidos por un futuro sano y próspero. Nos alienta que haya tantas propuestas ambiciosas sobre la mesa y esperamos generar más impulso para lograr algo grande en 2021.