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Nueva investigación: Renta Climática reduciría pobreza y desigualdad

Nueva investigación: la Renta Climática reduciría la pobreza y la desigualdad mientras que fortalecería la economía

Nueva investigación: la Renta Climática reduciría la pobreza y la desigualdad a tiempo que fortalecería la economía

Por Dana Nuccitelli

El 29 de noviembre, la destacada revista Nature Climate Change publicó dos estudios muy relevantes para los esfuerzos de CCL. El título del primer artículo resume muy bien sus principales conclusiones: La acción climática con reciclaje de ingresos tiene beneficios para la pobreza, la desigualdad y el bienestar.

La Renta Climática alivia la pobreza y la desigualdad de ingresos

El estudio analizó una estructura de Renta Climática (una tarifa al carbono con reembolso de los ingresos al pueblo en forma de dividendos mensuales) coherente con la consecución del objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a menos de 2°C por encima de las temperaturas preindustriales. La estructura del precio al carbono del estudio es similar a la del Proyecto de Ley de Innovación Energética y Dividendos del Carbono (EICDA, por sus siglas en inglés), con algunas diferencias:

  • comienza en una fecha anterior (2015)
  • comienza a un nivel más alto (30 dólares por tonelada de contaminación de dióxido de carbono, en comparación con el punto de partida de 15 dólares de la EICDA)
  • aumenta más lentamente (alrededor de un 5% o 2 dólares al año a corto plazo, en comparación con el aumento de 10 dólares al año del EICDA)

Nueva investigación: la Renta Climática reduciría la pobreza y la desigualdad mientras que fortalecería la economía

Como sabemos por el Estudio del Impacto Doméstico 2020, la gran mayoría de las familias con bajos ingresos beneficiaría por que recibiría un ingreso neto como resultado de una política de Renta Climática que devuelve todos los ingresos de la tarifa en porciones iguales por persona. Esto se debe a que las familias de bajos ingresos tienen una huella de carbono más pequeña, por lo que el dividendo es mayor que el aumento de sus costes de energía y otros productos.

El nuevo artículo en Nature Climate Change confirma esta conclusión y va más allá para evaluar en qué medida se reduciría la pobreza y la desigualdad como resultado. Los autores utilizaron su modelo Nested Inequalities Climate Economy (NICE), que incorpora datos de distribución económica regional en el modelo de evaluación integrada de economía climática por el que William Nordhaus ganó el Premio Nobel de Economía 2018.

Al igual que el Estudio del Impacto Doméstico, el estudio agrupó a las poblaciones por quintil de ingresos, desde el 20% más pobre hasta el 20% más rico. Los autores evaluaron cómo cada grupo de ingresos se vería afectado por el precio al carbono si el 100% de los dividendos se devolviera por igual a los individuos; por un precio al carbono sin dividendos; y en un escenario de mantenimiento del statu quo sin un precio al carbono.

El estudio concluye que un precio al carbono sin una renta climática aumenta ligeramente la desigualdad de ingresos porque, aunque las familias con menores ingresos gastan menos dólares en energía que las de mayores ingresos, destinan una mayor proporción de sus ingresos a los costes energéticos. Sin embargo, al incluir el dividendo per cápita igual, los autores descubrieron que “la acción climática implica una sinergia con el alivio de la pobreza” y una reducción de la desigualdad de ingresos. En Estados Unidos, el estudio estimó que su modelo de Renta Climática sacaría de la pobreza a 1.6 millones de estadounidenses en 2030. Los efectos serían aún mayores si se aplicara en China e la India, como ilustra la figura siguiente. Obsérvese que la línea de la pobreza se establece en niveles diferentes en los distintos países: alrededor de un ingreso de 2 dólares al día en China e la India, comparado con más de 40 dólares al día en Estados Unidos.

Nueva investigación: la Renta Climática reduciría la pobreza y la desigualdad mientras que fortalecería la economía

La estructura de la tarifa al carbono en el estudio alcanza los 50 dólares por tonelada en 2030, lo que significa que la EICDA sacaría de la pobreza a aproximadamente 1.6 millones de estadounidenses (incluidos 500,000 niños) en su quinto año, cuando el precio del carbono alcancaría los 55 dólares por tonelada. Los autores también calcularon que el plan de renta climática reduciría la desigualdad de ingresos en EEUU durante las próximas décadas (hasta que los dividendos se agoten cuando las emisiones de carbono se reduzcan a cero) en aproximadamente un 1%, medido por el índice de Gini, siendo el 20% de las familias más pobres los que recibirían el mayor aumento financiero neto.

Este estudio pone de manifiesto la importancia y las ventajas de combinar el precio al carbono con una renta climática.

Reconstruir mejor con un precio del carbono

El segundo estudio publicado en Nature Climate Change investiga la siguiente cuestión: si queremos cumplir el mencionado objetivo del Acuerdo de París, ¿sería mejor para la economía que la política climática se aplicara de forma más gradual o más agresiva a corto plazo? Por ejemplo, muchos escenarios prevén que las temperaturas globales sobrepasen el objetivo de París debido a una reducción demasiado lenta de las emisiones, pero que se enfríen un poco después a medida que la humanidad extraiga cantidades sustanciales de carbono de la atmósfera con métodos y tecnologías aún no probados.

El estudio compara esos tipos de circunstancias con escenarios que incluyen políticas climáticas y reducciones de emisiones a corto plazo más agresivas, para que la temperatura global se mantenga siempre por debajo del objetivo de París. Esto requeriría que los países redujeran la contaminación por carbono incluso más rápido que sus actuales compromisos de París (también conocidos como “Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional” o CDN (NDC en inglés)). La CDN de EEUU se compromete a reducir sus emisiones un 50-52% por debajo de los niveles de 2005 para el 2030.

Utilizando nueve modelos distintos de evaluación integrada de economía del clima, los autores investigaron cómo afectarían estos diferentes enfoques a la economía mundial, medida por el producto interior bruto (PIB). Comprobaron que los costes de inversión en política climática serían, por supuesto, mayores en las próximas décadas en los escenarios más agresivos, pero la economía sería significativamente más fuerte en la segunda mitad del siglo. Los autores concluyeron que “acelerar la transformación hacia emisiones netas cero de CO2 tendría beneficios para el PIB a largo plazo, incluso sin considerar los beneficios de los impactos evitados”.

La última parte de esa frase es clave, porque sabemos, por las investigaciones dirigidas por Drew Shindell y otros, que las políticas climáticas como la fijación de precios al carbono producen importantes beneficios inmediatos en forma de vidas más sanas y largas gracias a un aire más limpio, y beneficios a largo plazo por un clima estable que disminuye los desastres meteorológicos extremos. Este estudio en particular no tuvo en cuenta esos beneficios, pero sin embargo concluyó que la aplicación de políticas climáticas más agresivas en la actualidad haría que la economía fuera más fuerte a largo plazo.

Como han demostrado numerosos análisis, aunque las políticas e inversiones climáticas de la versión aprobada por la Cámara de Representantes del paquete de conciliación presupuestaria Reconstruir Mejor son históricas, son insuficientes para cumplir la CDN de Estados Unidos. Si el Senado fuera capaz de añadir una renta climática a su versión del paquete, podría permitir a los Estados Unidos cumplir o incluso superar nuestro compromiso de París. Tal y como concluyen los estudios aquí comentados, esto aliviaría la pobreza, reduciría la desigualdad de ingresos y fortalecería la economía a largo plazo, al tiempo que permitiría a las personas respirar un aire más limpio y vivir vidas más largas y saludables, y preservaría un clima estable para las generaciones futuras.

Incluir un precio al carbono en el paquete Reconstruir Mejor sería un beneficio para la economía estadounidense, la salud de las personas, y el clima mundial.

Dana Nuccitelli es científico medioambiental y periodista especializado en el clima con un maestría en física. Ha escrito sobre el cambio climático desde 2010 para Skeptical Science, para The Guardian de 2013 a 2018, y desde 2018 para Yale Climate Connections. En 2015 publicó el libro Climatology versus Pseudoscience (La climatología contra la pseudociencia), y también ha sido autor de diez estudios climáticos revisados por pares, incluyendo un artículo de 2013 que encontró un consenso del 97% entre las investigaciones científicas climáticas revisadas por pares de que los humanos son la causa principal del calentamiento global.